Las aventuras de
la pajarita Rocío y el conejo saltarin
En lo más alto de un roble se podía escuchar el canto
de un pájaro, se escuchaba que estaba muy alegre, este pajarito se llamaba rocío,
porque era hembra, su canto era para agradecer a l señor de los cielos, por
poder volar, por tener muchos amigos, por haberle dado un canto tan hermoso,
que el bosque, parecía estar de fiesta.
Se podía sentir la brisa, y los rayos del sol que las
ramas de los arboles dejaban pasar, el sonido del agua que bajaba como echando
carreras, por el riachuelo, lo cual fue interrumpido por una conversación,
rocío la pajarita había bajado a tomar agua cuando de pronto se le acerco dando
grandes brincos un conejo, blanco con una gran mancha chocolate alrededor de
los ojos, parecía que tenia unos enormes lentes, se veía muy gracioso.
¡Hola¡ dijo el
conejo a la pajarita, que tal me llamo saltitos, bueno mi verdadero nombre
es pedro, pero mis amigos me dicen saltitos, y me encanta , y tu como te
llamabas , pregunto el conejo, brincando
y moviéndose, parecía que tenia prisa, porque no se quedaba quieto, yo,
contesto la pajarita, pues mi nombre
es roció, continuo diciendo vivo en aquel árbol que ves allá, pronto iniciare
la construcción de un nido mas grande, el que tengo ahora se me esta quedando
algo pequeño, termino diciendo Rocío al
conejo saltarín o pedro, como les gustaría llamar a este conejo inquieto pedro
o saltarín?.
Oye que te pasa, acaso te has quedado dormido, oye,
oye, le decía Rocío algo molesta a saltarín,
el cual se había quedado tan quieto, con la mirada fija hacia los arbustos que
rodeaban el riachuelo, diciendo en voz muy baja, casi como en un susurro,
ten cuidado detrás de ti esta la
serpiente más enorme que mis hermosos ojos hayan visto, no voltees, ni
te muevas, continuo diciendo, muy
asustado el pequeño conejo.
Al escuchar esto
la pajarita alzo el vuelo muy horrorizada, trepando a lo más alto de los
arbustos, mientras que nuestro amiguito saltarín se había, desmayado era
demasiado para el.
Roció desde lo
alto dijo: yo jamás seré el desayuno de
ninguna serpiente, ella no sabia si
llamar al conejito o no hacer ruido, en lo que pensó en ir a buscar ayuda, vio
como la serpiente pasaba al lado de saltarín el conejo, estornudando, achís,
achís, diciendo: como que mi nombre cuco, no se cuando dejaran cosas
tiradas en el camino, de seguro que es alguna alfombra de los humanos, continuo diciendo cuco la serpiente.
Ahora tendré que dar la vuelta por las rocas, mejor
voy con mucho cuidado ya mis ojos, no son los de antes, estoy muy viejo, el
camino hasta las fresas silvestres es muy largo, si tan solo tuviera mis dientes, no tendría que comer
fresas y las manzanas que se caen del árbol, continuo diciendo cuco la serpiente a la vez que pasaba al lado de saltarín,
estaba tan molesto que solo pensaba en el camino tan largo que iba a recorrer
hasta el campo de fresas.
Roció espero
hasta que cuco estuviera muy lejos y bajo lo mas rápido que pudo Hasta donde estaba
su amigo el conejo, y tuvo que darle de picotazos por todas partes, para que
despertase, ya, ya acaso estoy en el
cielo, me morí, no seas tonto le dijo la pajarita, te desmayaste y caites como si fueses una guayaba madura, a
la serpiente al parecer no le gusta comer conejos, ja, ja, ja, ja rieron ambos
diciendo de la que nos salvamos.
Y colorcito,
colorado este cuento se ha acabado.